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Motivación profesional

¿Te ha pasado alguna vez eso de sentirte poco motivado en tu trabajo? Probablemente sí. De hecho, experimentarlo es mucho más común de lo que crees. Y para combatir esta desmotivación, primero debemos localizar de donde proviene, conocer su origen.

La desmotivación puede nacer por muchos motivos, como no tener el sueldo que se quiere o que se cree justo por el trabajo que se realiza. Puede nacer también de no contar con el reconocimiento que se espera, bien porque los esfuerzos que se hacen pasan desapercibidos o porque incluso otras personas se pongan las medallas de lo que uno ha hecho. Aburrirse porque las tareas están por debajo de la capacidad o el día a día es muy monótono es otra de las causas que seguro que reconoces. 

Durante todos los años que llevo dedicándome al talento, me he encontrado con muchos profesionales desmotivados en su trabajo. Lo más curioso es que muchos de ellos compartían algo sin saberlo. Y es que la desmotivación puede surgir como consecuencia de otro freno muy común: la inseguridad. 

La inseguridad puede surgir tras un insistente desprecio, o quizás un reconocimiento insuficiente de las habilidades y logros realizados por la persona en el puesto de trabajo. Del poco aprecio por parte de un jefe o compañeros. Ser ignorado puede llegar a ser tan hiriente como ser despreciado. 

Sin embargo, la inseguridad también puede llegar a surgir de forma intrínseca y no depender de los demás. Tiene que ver con cuando uno se autoexige demasiado, en una búsqueda constante de la perfección que es imposible de lograr. O cuando no se está en el sitio adecuado y la falta de alineación entre las capacidades y los retos genera una alta ansiedad.

En conclusión, la desmotivación puede originarse a partir de tres factores:

  • Falta de reconocimiento de las habilidades y logros en el puesto de trabajo 
  • Falta de autoestima y valoración individual de las propias capacidades 
  • Falta de un entorno adecuado para el talento

El reconocimiento en el trabajo puede aumentar la motivación

El reconocimiento del talento sirve para aumentar la productividad. 

¿Es ese el único objetivo de animar a los demás? ¿El producir más? ¿El mercantilista? Sí y no. También es una muestra de amor. El combustible para incentivar la excelencia. Visibilizar méritos y apreciar de forma honesta el talento de las personas que trabajan con uno ayuda a vencer la inseguridad y mejorar la motivación de las personas que te rodean. A todos nos resulta bonito que otros identifiquen en qué somos buenos, y esa caricia nos hace esforzarnos más en nuestro día a día. Aumenta la seguridad.

Los líderes de equipos y organizaciones tienen una gran responsabilidad en hacer confiar a las personas en su talento y no permitir que un exceso de inseguridad mine sus capacidades. Porque la creencia de las personas sobre sus habilidades puede aumentar o disminuir dicha capacidad. 

“Lo que crees de ti se convierte en realidad. 

Y lo que no crees, también”

Arancha Ruiz. 

El liderazgo conlleva la gran responsabilidad de motivar, de ayudar, inspirar y ofrecer a cada persona el aliento que necesita para que su talento crezca en ese entorno. 

Un estudio de la Harvard Business School indicó que en un 85% de los casos, la motivación interna del empleado suele desaparecer tras seis meses en el puesto de trabajo. Este mismo artículo afirma que las compañías (y sus managers) pueden hacer uso de cuatro factores para mantener y aumentar la motivación de sus empleados: 

  • Vinculación: Que desde el primer momento se sientan implicados al proyecto
  • Conexión: Crear condiciones para la interacción de los equipos y personas
  • Comprensión: Abrir canales de conversación para empatizar y comprender sus necesidades profesionales
  • Protección: Transmitirles la seguridad de que la compañía confía en sus acciones para la consecución de los objetivos comunes

Según dicha investigación, aquellas empresas que se apoyan en estos cuatro pilares, son capaces de aumentar más del 38% la motivación de su plantilla. La regla es clara: si un jefe consigue motivar a sus empleados, estos serán mucho más felices en sus puestos de trabajo. Y, por ende, la empresa donde trabajan conseguirá una mayor productividad. De ahí surge la importancia de que los líderes cuiden la motivación de sus trabajadores.

La motivación profesional también nace de uno mismo

Pero como indicamos al inicio del artículo, no se trata solo del reconocimiento de los demás. A veces el juez más exigente está dentro de uno mismo. Por eso es importante aprender a ser indulgente con los fallos propios, pactar con la imperfección.

“Lo perfecto es enemigo de lo bueno”

Voltaire

En una ocasión leí en un blog de psicología: “Existe una gran diferencia entre la saludable y útil búsqueda de la excelencia y la malsana e inútil búsqueda de la perfección.”

Hay que abrazarse de vez en cuando. Ser capaces de reconocer nuestras propias capacidades y logros puede ayudar a frenar la inseguridad y fortalecer nuestra motivación.

Muchas veces confundimos humildad con modestia. Una cosa es pecar de narcisista y otra muy diferente es no creer en ti u ocultar tus talentos por miedo al qué dirán. Las personas humildes aceptan con sencillez quiénes son y lo que saben hacer bien. Las personas modestas moderan sus acciones, creyendo que deben ocultar quiénes son para cumplir las expectativas de otros. Y al hacerlo, ocultan sus capacidades y pasan desapercibidas, pierden oportunidades y se deprecia su talento. Y el aprecio. 

Nos han educado para ocultar nuestros talentos. Para ser modestos. Para no aparentar ni siquiera lo que se tiene. ¿Es la modestia de verdad una virtud? Quizás en el pasado sí, pero desde luego hoy puede ser el origen de una gran inseguridad y con ello, de la desmotivación profesional. 

Hay que acostumbrarse a practicar la humildad. Mirarse al espejo y aceptar lo que se tiene. Quererse más. Andrea Vilallonga, reconocida consultora en imagen y comunicación habla en este vídeo de la importancia de conocerse a uno mismo para conocer la imagen que transmitimos a los demás. “Mirarse en el espejo nos puede dar los elementos necesarios para trabajar en dos valores fundamentales de la comunicación: la autoestima y la influencia.” No se trata sólo de lo que decimos, sino de cómo lo decimos. Aspecto y actitud toman un rol muy importante en la primera impresión que generamos. Si alguien quiere transmitir seguridad pero va encorvado o habla con un tono muy bajo, que apenas se impone entre el murmullo, lo tiene crudo. También funciona en el caso contrario: si alguien se muestra demasiado recto y serio, esa persona puede parecer altiva, poco cercana. 

Cómo nos mostramos puede afectar a ese reconocimiento. Pero, como dijimos al inicio, uno solo a veces no puede. Somos sensibles a la percepción de los demás, así que debemos rodearnos de personas que quieran ayudarnos de verdad y no de aquellos que nos hagan sentir una inseguridad injustificada. 

De forma individual, practica el ejercicio diario de mirarte y aceptarte. Sé capaz de apreciar tu talento y tus habilidades. Analizate, aparta a un lado las debilidades y concéntrate en identificar tus fortalezas. Valórate para que los demás te valoren.

Tu trabajo también puede ayudar a motivarte

Por último, existe otra forma de trabajar la motivación individual, además del auto-reconocimiento. ¿Cómo? Encontrando el combustible o las palancas de motivación necesarias para tu actividad profesional. En mi primer libro El Mapa de tu Talento hablo de que hay que ponderar la influencia que tienen estas palancas de motivación en nuestro día a día. 

El combustible que nos hace levantarnos cada mañana de la cama, el que hace que vayamos al trabajo, iniciemos proyectos y mantengamos la perseverancia ante momentos adversos está compuesto por una mezcla que es distinta para cada uno. Es como una gasolina cuya fórmula de aditivos varía en función de cada persona. 

Estas cinco palancas de motivación son:

  • Autonomía. Capacidad para tomar decisiones propias y disponer de tiempo y libertad.
  • Complejidad creciente. Plantearse nuevos retos, explorar, dejar atrás la comodidad. No dejar nunca de aprender. 
  • Reconocimiento. Ser apreciado en los hitos, recibir agradecimiento y reconocimiento. 
  • Poder. Tener la capacidad para tomar decisiones, pertenecer a la élite del poder. 
  • Dinero. Sensibilidad a los incentivos económicos.

Un médico no trabaja por dinero, sino que tiene una alta complejidad y una autonomía en la gestión de su labor frente al enfermo. Sin embargo, un alto directivo tiene un salario mucho más alto y su autonomía está limitada a las líneas establecidas por sus accionistas, su industria o su consejo de administración. Aun así, tiene poder. ¿Y un maestro? ¿Y un comercial? ¿Y un ingeniero? ¿Y un emprendedor?

El combustible de la motivación no está asociado a una profesión, lo que he dicho son generalidades que serían fácilmente refutables. Porque de lo que depende realmente es de CADA PERSONA, de sus sueños y anhelos. Y de sus circunstancias. 

¿Qué te motiva realmente? ¿Cuales son los factores que guían tu forma de trabajar? Y sobre todo, ¿tu trabajo te permite desarrollar estas motivaciones? Responder a estas preguntas también te ayudará a ganar confianza y seguridad en tu puesto de trabajo. Pregúntate si estás en el sitio adecuado. Si tu trabajo te da el porcentaje que necesitas de estas cinco palancas. En caso contrario, busca un sitio que premie mejor este combustible.

Resumiendo, para luchar contra la inseguridad y la desmotivación, empresas, líderes y compañeros pueden ayudarte a sentirte apreciado y ganar seguridad en tu trabajo. Tú mismo también debes practicar el ejercicio de quererte, mirarte y apreciarte día a día. Y para acabar, asegúrate de estar en un sitio que te aporte el combustible de tu motivación personal.

 

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