“Me gustaría dar a conocer mi talento, pero me da miedo parecer creído”
¿Qué profesional no quiere tener reconocimiento por sus habilidades y méritos? Pero a veces da miedo decir que se va a desarrollar la marca personal para visibilizar el talento y compartirlo con los demás. Se tiene miedo de ser señalado con el dedo por ególatra, engreído o todavía peor: fantasma (que no se tiene de lo que se habla). A veces, no se sabe cómo dar visibilidad al talento y mantener la humildad.
Todavía hay mucha gente que sigue creyendo que la marca personal sólo sirve para hacer autobombo o postureo. Pero no es así. Una persona con una buena marca personal no tiene por qué ser una persona narcisista. De hecho, te contaré un secreto: Se puede ser humilde y visible al mismo tiempo. Y esta visibilidad no perjudica, sino que ayuda al talento.
“La marca personal sirve como un faro, para encontrar y para ser encontrado”
– Arancha Ruiz
Este tema es sobre el que os voy a hablar hoy. Los que me seguís en redes sociales sabréis que hace unos días compartí con vosotros el siguiente artículo de La Vanguardia.
Me había llamado la atención ya desde el titular: “Las ventajas de ser una persona humilde en un mundo orientado a la autopromoción constante”.
Aunque coincido con el enfoque del artículo sobre la humildad, disiento en su simplificación de las redes sociales y la marca personal, dibujándolas como instrumentos para personas falsas, egoístas e inmaduras. Excluye el buen uso que muchos profesionales hacen de estas herramientas, incluidos por cierto periodistas y escritores que, gracias a ellas, dan a conocer y generan más impacto con su obra.
Las redes sociales y la marca personal son herramientas que en manos de personas con buen criterio potencian la colaboración y el talento. La visibilidad no está reñida con la humildad.
A raíz de este contenido, surgió un interesante debate en mi feed de LinkedIn que todavía sigue vivo, y que ya lleva más de 800 reacciones y 75 comentarios.
Ser humilde no significa ocultar tu talento
Tomar conciencia sobre las propias fortalezas y debilidades es un rasgo distintivo de las personas humildes. Hace unos meses os hablaba en este post sobre la motivación en el trabajo y la importancia de recibir un reconocimiento de nuestras habilidades.
El caso es que en el artículo de La Vanguardia (que os compartía más arriba), se da a entender que ser humilde no está de moda. Que en la actualidad se premia mucho más venderse y ser visible en redes sociales. Que tener muchos seguidores se convierte casi en una obligación para muchos profesionales. Y gran parte del problema, o de la falsa creencia sobre el “narcisismo” de la marca personal, surge exactamente de aquí: del consumo masivo de las redes sociales. Su argumento continúa con afirmaciones como que las redes sociales nos dictan qué está bien o mal, cómo debemos ser, vestir, comer, qué debemos comprar o cómo comportarnos, que distorsionan la realidad, juzgando las decisiones que tomamos como personas e imponiéndonos lo que significa ser un buen profesional o no serlo.
Sin embargo, yo opino que la realidad es demasiado compleja como para simplificarla en categorías como “bueno” o “malo”. Coincido con el artículo en que hay que cultivar la humildad, pero no podemos demonizar o reducir las redes sociales y la marca personal a un solo concepto.
La marca personal y las redes sociales son un instrumento que moldeamos con su utilización, y por lo tanto, de nosotros depende hacer un uso responsable como personas y profesionales. En este sentido, una usuaria de LinkedIn apuntaba muy acertadamente lo siguiente:
“Me ha encantado el artículo, y comparto tu opinión, es cierto que la visibilidad no está reñida con la humildad, de hecho, a veces también ocurre todo lo contrario, no mostrarse, no reconocer tus méritos o trabajo, puede esconder una falsa modestia. La humildad está en el equilibrio. A todos nos gusta que nos miren, la diferencia solo está en si lo necesitamos” Están bien ambas opciones siempre y cuando no se piense que una es mejor que la otra, siempre que se decida pensando en lo mejor que es para uno mismo. Pero sí, es como todo, depende de la persona que haya detrás”.
Y es que la humildad y visibilidad del talento no son condiciones contrarias, sino complementarias. Porque ser humilde no quiere decir renunciar al reconocimiento o esconderse, sino ser consciente de nuestras capacidades, abrazarlas y mostrarlas al mundo sin miedo. Conocer tus fortalezas, pero también tus debilidades y limitaciones. Aceptar que tu visión no es la única y estar abierto a escuchar a los demás. Aprender a colaborar y cuidar a tu equipo. Apreciar el valor de las cosas y las personas. Pedir ayuda, dar las gracias y reconocer los méritos ajenos y propios cuando es necesario.
Otra usuaria lo resumía a la perfección: “La humildad como valor personal es una gran virtud, y efectivamente puede conciliar con la representación pública virtual usando las redes de manera responsable y teniendo cuidado con la forma de escribir. La visibilidad y marca personal son importantes claramente, por ello mismo debemos darle la seriedad debida, no cayendo en actitudes ególatras, y en su lugar, fomentar el trabajo colaborativo y aprendizaje social.”
Saber que eres bueno en algo, que tienes talento, es positivo, siempre y cuando no mires por encima del hombro a nadie. Y para que el talento se haga visible, necesitamos la ayuda de la marca personal.
Marca personal = Visibilidad
La marca personal, al igual que las redes sociales, sirven como herramientas para compartir nuestro talento y el de los demás. Conozco a muchos profesionales humildes que las utilizan para dar a conocer su trabajo y generar un impacto positivo, además de COLABORAR con otras personas de su entorno. Como añadía otra usuaria de la plataforma: “No todas las personas con visibilidad en RRSS dejan de ser humildes, sino que han aprendido a utilizar las redes como una herramienta informática más.”
Nuestros líderes y profesionales han de ser visibles, a la vez que humildes. La marca personal es un gran trampolín para visibilizar el talento. Ya es hora de suprimir ese significado negativo de la visibilidad y empezar a darle el reconocimiento que se merece. Las empresas y los profesionales no deberían ver la marca personal como una amenaza, sino como un activo.
Un usuario de la plataforma comentaba esto a favor de la marca personal:
“En Alemania también tienen muchos refranes. Uno muy conocido es «tue gutes und rede darüber». Se podría traducir como «haz cosas buenas y habla de ellas». No se trata de teatro ni de postureo: hagamos cosas buenas y démoslas a conocer. En resumen: la marca personal no va de «mira que guay soy» sino de «mira lo que estoy haciendo». Y la marca personal empieza en nuestras familias, en nuestra empresa, en nuestro círculo de amigos y conocidos. Internet viene después.”
Dejemos de confundir humildad con modestia y marca personal con soberbia. Si queremos avanzar, debemos visibilizarnos sin miedo a la opinión ajena. Compartir con los demás nuestros logros personales y profesionales, a la vez que reconocemos y compartimos los logros de los demás. Porque podemos ser visibles y solidarios al mismo tiempo. Aprender a vender nuestro talento sin renunciar a nuestra parte más humilde.
Os animo a continuar con el debate que se creó en LinkedIn porque de verdad que hay comentarios muy buenos! 😊
Es verdad lo que expresas aquí no es igual ser humilde a esconder el talento que se tienen, definitivamente debemos aprender a manejarnos como una marca y dejar un recuerdo grato y reconocimiento de excelencia en nuestro entorno…
Qué pena que muchas veces se confunda con el autobombo. Tenemos que ayudar a comprender que la humildad ayuda a crecer como personas y a colaborar. Gracias por comentar, Oscar!