Hace unos días hablé con Carlota Serra Llagostera, una de las jóvenes con mucho talento que asistieron al encuentro empresarial de España2050 sobre los retos de la digitalización, que se organizó en el espacio de la Barcelona School of Management UPF. Este evento estaba focalizado en debatir los pasos a seguir para que las empresas, las administraciones públicas y la sociedad lleguemos al punto necesario de digitalización y así no quedarnos atrás respecto otros países y economías: el famoso reinventarse o morir. Son muy necesarios estos espacios de reflexión ya que si bien es cierto que en pocos años hemos avanzado mucho en este aspecto, aun hay mucho camino que hacer y, lo más importante, tratando de no dejar a nadie atrás.
Aunque no tuve la suerte de poder acudir, Carlota me explicó el impacto que le causó el debate de una de las mesas sobre los principales desafíos de la digitalización en la Administración Pública. En ella participaron Lorena Boix, directora de Sociedad Digital, Confianza y Ciberseguridad en la Comisión Europea; Montse Serra, vicepresidenta y directora general de HP e Iñigo Polo, director de Administraciones Públicas y Servicios Digitales de Orange España. Me hizo una ilusión tremenda que una de las ponentes fuera Montse Serra, a quién conozco bien y admiro profundamente, ya que fue para mi indicador del alto nivel de los oradores. En el debate se puso sobre la mesa un tema que, más tarde, se fue repitiendo en las siguientes mesas redondas y que hicieron reflexionar a muchos de sus asistentes. Montse Serra señaló que «cada vez salen más informes públicos que muestran que en pocos años, faltarán millones de profesionales formados en digitalización e informática». A ese comentario, los demás ponentes señalaron que, evidentemente, hay un gran muro que impide avanzar en la digitalización tanto en empresas como en la Administración Pública: la falta de talento.
O, mejor dicho, las dificultades de encuentro entre el talento y la oferta de trabajo. De hecho, en la Administración Pública, los trabajadores tienen una media de edad de 55 años y, consecuentemente y por lo general, una baja formación en lo relativo a las herramientas digitales. Falta formar a estos profesionales para reciclarlos con los conocimientos que les requiere ahora su trabajo, y eso es un trabajo de todos. Estar en continua formación y reciclaje profesional es casi un deber en los tiempos de cambio que vivimos, no solo en la administración pública como tanto repetimos en el blog Historias de Cracks. Es el famoso #reskilling de competencias tan fundamental para la supervivencia profesional por un lado, y por el otro para la sostenibilidad de empresas y organizaciones en el competitivo entorno económico. Eso es: reinventarse o morir.
En la siguiente mesa de debate el tema a tratar era la digitalización de las empresas privadas, en el cual participaron Andreu Vilamitjana, director general de Cisco Spain; Javier Faus, presidente del Cercle d’Economia y Marc Murtra, presidente de Indra. En sus conclusiones finales surgió la misma necesidad: «las empresas -sobretodo las pymes- ofrecen trabajo y no encuentran los profesionales que necesitan». No será porque nos sobra el trabajo, si tenemos una tasa de paro de más del 16%, y la de paro juvenil sobrepasa el 38%. Entonces, ¿qué está pasando?
Una de mis reflexiones es que hay mucha gente formada que ha hecho un estudio de mercado erróneo. Las tendencias de empleo, las necesidades de profesionales son conocidas desde hace tiempo. Quizás es un material árido, lo reconozco. Además a veces también se mezcla con titulares facilones del tipo «los 15 empleos con más crecimiento de este año» que resultan anecdóticos más que una guía fiable. Sin embargo, y a pesar de la dificultad, es responsabilidad de todas las personas que aspiran a tener una trayectoria profesional sostenible en el tiempo a aprender estar atentos a estas llamadas del mercado. Como también lo es de las empresas que los están necesitando. Porque sin conectar lo que uno sabe hacer con lo que la sociedad necesita, muchos profesionales se quedarán sentados en el banquillo sin nadie que les llame al campo. Y mientras, el equipo que está jugando contará con pocos recursos para marcar tantos.
Una buena gestión de la marca personal en el profesional sin duda ayuda. Pasa por saber cuál es tu talento y también por saber dónde enseñarlo. Una mejor gestión y comunicación de las aptitudes nos ayuda a conectar con el ecosistema al cuál podemos aportar más y mejor valor. Además, detectar tu talento y explotarlo o enfocarlo para que sea atractivo para las necesidades actuales de las empresas o el mercado es también una gran parte de la marca personal. Y no sólo eso, sino que reciclarnos y reeducarnos a cada paso es también parte de nuestro trabajo; entender que la sociedad y el mundo profesional avanza rápidamente y que uno no se puede quedar atrás es necesario para crecer y llegar a nuestros objetivos, igual de importante que lo es saber comunicar qué hacemos bien al público adecuado.